La Navidad es un oportuno momento para el encuentro
entre las amistades, las familias y los
pueblos, para honrar la divisa fundamental de la humanidad que connota la frase
“en la unión está la fuerza”. Este inigualable período de tiempo es un motivo
predilecto para el crecimiento humano y la comunión familiar y social, es un
loable propósito para celebrar la natividad es decir la llegada de niño Jesús,
oportunidad propicia e impostergable de renovar los convenios con el Creador,
teniendo como faro de luz los valores humanos que nos guían en todo lugar y
tiempo, valores que llegan a significar el timón de nuestras vidas.
La Navidad es tiempo para la reflexión y el re-crear
de nuevas y mejores relaciones con los seres vivos de nuestro entorno, mejorar
nuestras relaciones con Dios y nuestro hogar planetario, la Navidad nos da un
espacio incomparable para soñar el porvenir, imaginar un mundo mejor sin el
peligro de que el consumismo devore los recursos del planeta o que las guerras
que promueven los que encuentran multimillonarias ganancias acaben con las
vidas de miles de hermanos y hermanas.
Qué en esta navidad no mueran de soledad los abuelos
y que ningún niños se quede sin el mejor regalo que no es más que el tiempo de
calidad que sus padres o representantes le puedan dedicar, que el hambre sea
devastada por el inegoísmo más decidido y dispuesto a aupar la paz, la
soberanía de los pueblos y el amor en todos los corazones de nuestro mundo, sin
importar las religiones, el sexo, el signo políticos de nuestros convicciones,
sin discriminar el lugar geográfico e histórico, ni el color con el Dios nos
pigmento la piel.
El orientador
William Manzanilla